Diseño de iluminación.

Saber quedarse, de Alejandra Toronchik
Huyendo de la policía que irrumpió en su casa una noche, Laurencia busca refugio en su pueblo natal, sin saber que allí está apostada la Gendarmería. El lugar elegido: la cocina de un salón comedor, propiedad de Enrico, su amigo y novio de la adolescencia, donde esa noche cenarán las fuerzas de seguridad.
Una jornada entera, sin poder salir y a la espera de cruzar el río de frontera, se tensa ante situaciones del pasado, sin resolver, y de un presente peligroso. Mientras tanto, el afuera es puro sonido: las sirenas de la gendarmería y una tormenta feroz que sacuden la selva.
Una obra que se desarrolla en un única escenario: una cocina.

Es la luz la que marca el paso del tiempo y, en comunión con la escenografía, crea una estrecha relación entre el afuera y el adentro.